Amaryi ha sido un lugar mágico
sin espacio concreto donde siempre podía acudir para encontrarme
bien, en familia, conectada y comprendida. Un lugar donde descubrí
realmente lo que era la maternidad y donde empecé a ver todas las
cosas que me había perdido hasta ese momento por no tener suficiente
información antes de dar a luz. Un lugar que, poco a poco, me abrió
los ojos hacia una realidad muy dura respecto a mi parto robado pero
que también, poco a poco, me ayudó a sanar y a curar las heridas
que siguen tiernas a pesar de los años. Pertenezco a Amaryi aún
antes de que fuera Amaryi, cuando unas poquitas madres algo recelosas
y muy novatas se reunían en la biblioteca en 2008 con muchas ideas y
buenas intenciones pero sin nada claro aún. Ese proyecto tomó
forma, cogió fuerza y se hizo realidad. Los tres años siguientes
han sido de los más maravillosos de mi vida respecto a aprendizaje y
crecimiento personal. Nunca olvidaré el III Encuentro de lactancia
materna celebrado en Jarandilla de la Vera en el año 2010. Ese fin
de semana tan intenso donde vivimos tantas emociones. Donde, en la
charla de “parto respetado en el hospital” por un momento las
Amaryi nos miramos y nos dimos cuenta que todas estábamos llorando
por los partos propios o de otras madres de la tribu que no pudimos o
no pudieron tener el parto esperado. Por esas charlas y esas
conversaciones de horas y horas donde todas las que sufrimos
violencia obstétrica nos desahogamos juntas. Porque la tribu Amaryi
es mucho más de lo que se pueda contar en una descripción con
palabras. Ese fin de semana significó un punto y aparte fundamental
en mi vida.
Por ello, quiero compartir la
foto familiar que nos hicimos al finalizar las jornadas donde ya
estábamos todas radiantes y seguras de formar parte de algo muy
importante que poco a poco, si no cambia el mundo entero, sí cambia
nuestro mundo que, hoy por hoy, es lo más importante para
recuperarse y ganar confianza.
Feliz día.
Txus
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