"Me desperté a las 6 y media de la mañana el 19 de junio y al levantarme al baño sentí una contracción. Estaba en la semana 39 de mi embarazo y ya había tenido algunas en días anteriores, sobre todo por la noche al irme a dormir pero siempre aisladas y no muy intensas.
Volví a la cama y al ratito sentí otra contracción, mmmmm, miré el reloj y me di media vuelta para intentar volver a dormir. Otra contracción, miré el reloj de nuevo, diez minutos… Jose se levantó a las 7 y media y las contracciones seguían siendo cada 10 minutos pero eran cortitas. Llamamos a la matrona que nos iba a asistir en el parto y nos tranquilizó, yo era primeriza y quizás la cosa estaba sólo empezando. Quedamos en llamarla al cabo de una hora para informarle de cómo iba la cosa.
Me puse a recoger un poco la casa, entre contracción y contracción, porque iban aumentando de intensidad y me hacían encogerme o acuclillarme hasta que pasaban. Pasó una hora y llamamos a la matrona de nuevo (eran ya las 10 menos algo), las contracciones, cada poco más de 5 minutos y eran más largas e intensas cada vez. Ángeles (ese es el nombre de la matrona) volvió a tranquilizarnos, nos recordó todo lo que habíamos hablado en la preparación al parto y nos dijo que salía en ese momento para Cáceres (tenía 200 y pico de Kms. por delante).
El tiempo pasaba y las contracciones se hacían cada vez más largas, pero resultaban bastante llevaderas, me ayudó bastante la pelota de dilatación (bueno, una de esas grandes de fitness) y sobre todo el estar bastante tranquila, no sentí ansiedad, ni miedo en esos momentos. Entre contracción y contracción sentía una especie de sopor… no sé si eso será lo que hablan por ahí del “planeta parto”, pero lo cierto es que me quedaba relajada. Estuve un ratito en la bañera, pero aunque el agua calentita era muy agradable cuando venía una contracción me costaba cambiar de postura, porque se me hacía un poco estrecha.
A las 12 y media llegó Ángeles y en cuanto pudo me hizo un tacto para ver lo que había avanzado la cosa. Estaba dilatada de 5 cms. y la cabeza del bebé estaba ya muy abajo.
Nos instalamos en el cuarto de baño (hasta entonces había estado en plan itinerante), con todo el suelo cubierto de toallas y la luz de unas cuantas velas. Yo pasaba ya las contracciones arrodillada en el suelo y aferrándome a Jose con los brazos, me pareció que no había pasado nada de tiempo cuando Ángeles me dijo “ya está aquí la cabeza”.
El expulsivo fue lo que se me hizo más duro, sentía un fuerte escozor y me daba miedo empujar, pero poco importaba, mi cuerpo lo hacía todo solo.
Justo al empezar el expulsivo se rompió la bolsa, sentí cómo salpicaba el líquido amniótico al salir. “Las aguas están claras”, me dijo Ángeles. En tres contracciones salió la cabeza y después los hombros y entonces sentí cómo desaparecía la quemazón. Otra contracción y sentí el cuerpecito de mi niña escurrirse saliendo de mi, como un pececito. Eran las dos menos cuarto.
Me ayudaron a sentarme, y allí, desnuda en el suelo de mi cuarto de baño cogí en brazos a mi niña por primera vez, con el cordón aún latiendo. Se me está escapando la lagrimilla al recordar aquel momento tan emocionante, sé que aunque lo intentase no podría transmitiros la magia de ese momento. Jose, sentado detrás de mi, lloraba mientras me abrazaba y acariciaba aquel montoncito que tenía en mis brazos. Era tan…no sé, era perfecta y estaba perfectamente bien (tuvo un Apgar de 9/10), tenía todos sus deditos y respiraba (no lloró, aunque protestó un poco cuando Ángeles le limpió la carita) y abrió los ojos y entonces fue cuando yo me puse a llorar también.
Pasados unos minutos, como me encontraba algo incómoda nos fuimos a la cama, allí intenté que Celia se agarrase al pecho, y aunque le costó un poquito lo conseguimos (más o menos). Cuando el cordón dejó de latir Jose lo cortó. Ángeles me insistió un poquito para que empujase, a ver si salía la placenta (no me apetecía nada, pero en fin). No sentía ya contracciones pero le hice caso e intenté empujar y la verdad es que la placenta salió enseguida. Nos la enseñó y nos dijo que estaba bien, que había salido completa. Me estuvo limpiando y me dijo que sólo tenía un desgarro menor (un pequeño corte en la piel) y que no necesitaba puntos, que seguramente al día siguiente estaría cerrado, como así fue.
Tuve la suerte de tener un buen parto, un parto fácil y me alegro mucho, mucho de haber confiado en mi cuerpo para vivir esta experiencia, creo que ya no puedo concebir la idea de parir de otra forma.
Este fue el comienzo de nuestra nueva vida, me parece que fue un buen comienzo."
Diana (mamá Amaryi)
¡Qué emocionante, Diana! Muchas gracias por compartirlo. Sabemos que es algo muy personal y muy especial. Gracias.
ResponderEliminarEnhorabuena por esa bienvenida tan bonita a tu bebe!
ResponderEliminarMe alegro tanto por vosotros, se me ha hecho un nudito a mi tb en la garganta al leerte.
La verdad es que si vuelvo a ser madre deseo con todas mis fuerzas que se asi.
Gracias por compartirlo
Gracias, Diana. Estaba deseando conocer tu experiencia con detalles. A mi también se me han saltado las lágrimas al leerte; ¡qué experiencia tan maravillosa!
ResponderEliminarGracias de nuevo
olé!!!!!Has sido muy valiente por confiar en tu cuerpo y por hacer del parto esa experiencia tan bonita. No podemos evitar sentir un poco de envidia y ganas de experimentarlo, a ver si con el siguiente tenemos más suerte en esto del parto, porque es lo único que se
ResponderEliminarha torcido un poco.
Gracias por compartirlo ,Diana
Un abrazo
Rodrigo y Susana
Diana !!que emocionante tu relato!! Felicidades por ser tan valiente, y por darte a ti y a tu hija la oportunidad de empezar de la mejor forma posible. A mi tambien me da mucha tristeza no haber sabido o no haber podido vivir una experiencia tan maravillosa.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo (ahora se por que Celia tiene esa expresion tan tranquila y feliz)
Chose
A mi también se me saltan las lagrimas,enhorabuena por hacerlo tan bien, y por compartirlo muchasd gracias
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