Espera
Siento rugir el viento,
en la madrugada,
hojas doradas
crujen en el suelo, ha llegado el otoño,
todo esta callado,
majestuosa soledad;
todos dormís, yo velo,
porque buelle en mi
una nueva vida,
un beso hecho carne
una promesa incierta.
Ahora serás,
una nebulosa,
un punto en el infinito.
Pero serás...
estás dentro de mí
he de esperarte
como la aurora,
como el iris: en la tempestad
de mi incertidumbre.
Vendrás, con la lágrima
y la sonrisa,
con el temor y la fe.
Al fin, te veré,
cubriré de besos,
tus rosadas carnes.
Te has desgajado,
de mi,
como fruta madura
para darme la alegria
de conocerte
Antonia Mesa
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