domingo, 26 de septiembre de 2010

Armando Palacios

"El regazo en que caemos al nacer decide de nuestra felicidad o desgracia. ¡Dichoso el hombre sobre el cual han llovido como celestial rocío los besos de sus padres! Estos besos se filtran por la tierna carne del niño y llegan hasta el corazón y lo reblandecen para siempre. Quien haya tenido padres justos y amorosos jamás odiará en conjunto a la humanidad, porque aquellos seres adorados pertenencen a ella. Por el contrario, si el hado adverso le ha deparado un nido helado, nunca podrá echar de sus huesos el frío"




ARMANDO PALACIO VALDÉS

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