Hace unos años tuve la suerte de participar como observadora de derechos humanos en la región Mexicana de Chiapas. Todavía no era madre, probablemente fue durante ese verano, podríamos decir, cuando se despertó en mí eso que llaman instinto maternal. Fue justo un año antes de quedarme embarazada. Tuve la oportunidad de convivir durante 15 días con el pueblo Zapatista y sobre todo con mujeres.
Estuvimos conviviendo con un montón de mamás y sus hij@s. Ellas dormían en un pabellón, todas juntas, con sus bebés. Durante esos días sorprendentemente sólo una noche escuchamos llorar a uno de los pequeños porque estaba enfermo. El resto de noches no había llantos. Se respiraba una paz y tranquilidad, para mi absolutamente sorprendentes. Yo no dejaba de pensar que si hubiera tenido que convivir con tantos bebés, aquí en nuestro mundo occidental, seguramente no hubiera dormido tan tranquila. Me imaginaba llantos a todas horas. Durante el día tampoco lloraban, y yo no dejaba de preguntarme ¿cuál era el secreto de esos bebés tan tranquilos y felices? Pronto me di cuenta de la respuesta. Allí no había carritos para transportar a los bebés, éstos, los cuales no caminaban todavía ninguno, iban en una tela anudada a uno de los hombros de sus mamás. Allí dormían plácidamente durante el día, tomaban el pecho cuándo les apetecía y mientras, sus madres hacían todos los trabajos que eran necesarios: cocinaban, iban a buscar leña, a lavar la ropa al río... . Por la noche por suspuesto no había cunas, dormían juntitos mamás y bebés. Cuándo ya embarazada comencé a leer cositas de crianza, descubrí el porteo y el colecho y todos sus beneficios, y la verdad que sentí un poco de pena por todas las mamás occidentales, pues necesitábamos leer informes y estudios que nos volvieran a acercar a esas prácticas tan naturales y que esas mamás sabias hacían siguiendo su instinto, ese que nosotras en ocasiones hemos perdido y tratamos de recuperar.
Mamensa
Que gusto y placer disfrutar de nuestra propia Jean Liedloff, jejeje.
ResponderEliminarGracias Mamen por compartir tu experiencia
"El secreto de los bebés tranquilos y felices"
ResponderEliminarMe encanta, gracias Mamensa
Genial, Mamen. No conocía esa faceta tuya. En verdad sería una locura en este mundo algo así. Qué experiencia más chula y, encima, sin haber experimentado tu maternidad aún. En verdad, abre la mente. Gracias por contarlo.
ResponderEliminarMe ha ancantado. Si es cierto que mientras en muchiisimos lugares del mundo siguen respetando a los bebés y sus necesidades en otros se empeñan en desnaturalizar el acontecimiento mas natural del mundo.... lo peor es que a los paises del segundo grupo se les llama "civilizados" ?????
ResponderEliminarEl título de Vega hubiera mucho mejor. Nunca se me dieron bien los titulares. Me alegro de que os haya gustado. Fue una experiencia muy enriquecedora.
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